miércoles, 7 de diciembre de 2011

comunicacion por el olfato

La verbal y lo visible – lo que un hombre dice y como mueve el cuerpo – constituyen solamente dos de las formas mas obvias de las comunicación. Los seres humanos también se comunican a través de tacto, olfato y, en raras ocasiones también del gusto. Estos sentidos pueden formar una parte importante del mensaje total, sin embargo es bien poco lo que conocemos acerca de ellos.

Desgraciadamente los norteamericanos subestiman la importancia del nariz como receptora del mensaje. En realidad, son tan reaciosos al olernos unos a otros que podemos llegar a suprimir el sentido del olfato. Es innegable que somos una sociedad super desorientada, y aparece como si cada año los agentes de propaganda descubrieran un nuevo olor al desterrar. Vivimos temerosos del mal aliento, del olor corporal, de los olores en el hogar, de los olores genitales – a pesar de que cualquier animal que se respete sabe que este tipo de olor es agradable y resulta favorable en las reacciones sexuales. también para existir una tendencia dedicada a reemplazar los olores naturales por otros elaborados por el hombre, es decir perfumes, lociones para después afeitarse y otras cosas semejantes. Debemos admitir que hay algo de grotesco en el empeño que muestran liberarse de sus propios olores biológicos y desodorizar hasta el ultimo rincón de su cuerpo, para volver a untarse luego con un perfume elaborado con la almizclada Francia sexual de algún otro mamífero mas sabio.

¿Por qué los norteamericanos se preocupan tanto por los olores humanos? Probablemente es nuestra inclinación anti sensual: sospechamos de los placeres de los sentidos porque forman parte de los placeres del sexo. Sin embrago , de todas las experiencias que nos afectan, el ruido y el olor son las domas irresistibles. Un individuo puede cerrar los ojos, puede negarse a tocar a comer, pero le costara mucho trabajo evitar los ruidos producidos por los demás y le será imposible cerrar la nariz a sus olores. Margaret Mead ha sugerido que la famosa mescla etnica de los estados unidos puede ser en parte culpable de la fobia contra los olores que tienen los norteamericanos. En este país diferente grupos de personas comen de distinta manera, habitan en inmediata proximidad y frecuentemente sin mucha ventilación.

Flora Davis, alianza 1998, ilustra

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